Mostrando las entradas con la etiqueta fábula. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta fábula. Mostrar todas las entradas

Video: "¿Quién se ha llevado mi Queso?"

Hace casi 10 años, en un viaje a Argentina, me enteré en los puestos de ventas de libros y revistas que estaba siendo furor entre las agencias de márketing o de management un libro llamado "¿Quién se ha llevado mi Queso?". Luego de leer el libro saqué la siguiente conclusión: lo bueno en sí (que creo se volvió un best-seller en varios idiomas) no es tanto su contenido (que se encargan de desglosar muy bien el tema que trata) es que la fábula es verdaderamente muy buena.

De casualidad -como ocurre muchas veces navegando por Internet- encontré un video que nos cuenta la historia que relata el libro. Desde ya les advierto que en su momento me causó mucho más efecto "despabilador" la lectura del material impreso.



Pero bueno, si estás apurado, sin tiempo, y no quieres/puedes conseguir el libro, este es un resumen rápido de la fábula.

Nota: "el Queso" es una representación de lo que nosotros tenemos, poseemos, abrazamos, en nuestra vida. Puede ser el trabajo, un puesto, el sueldo, la salud, una pareja, etcétera. Hay dos tipos de personajes, los ratones, que representan la actitud instintiva, natural, casi mecánica de todo ser vivo, y los humanos, que representan en parte nuestro raciocinio la forma de pensar que nos distingue de los animales, pero justamente, la que nos puede llevar a tomar malas decisiones.

Recuerdo que luego de leerlo identifiqué claramente situaciones que ya había vivido: después de perder un trabajo importante (luego de la crisis del año 2000) pasé varios meses aferrado a un proyecto "disruptivo" que nunca se terminó de concretar, pero que pensé que hacerlo iba a solucionar todos mis problemas. También manejaba la posibilidad que del trabajo anterior me volvieran a contratar (algo que nunca ocurrió). Demoré demasiado en darme cuenta que el queso ya se había ido y que nadie me lo había robado, nadie había quitado lo que era mío, simplemente se acabó, solo que no lograba aceptar la situación ("salir a buscar trabajo otra vez", "volver a calzarme las zapatillas y salir a correr"). Cuando lo logré, las cosas se fueron acomodando paulatinamente con el tiempo. Desde esa vez me ejercito regularmente ("no me saco las zapatillas y me las cuelgo al cuello") para estar más ágil para enfrentar los cambios imprevistos y abrazarlos como si fueran la única forma de vivir. Cambiando.

“Cambiar con el cambio, es el estado que no cambia”

Entradas populares